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Baile conmigo caballero,
y que toquen la marcha nupcial cada vez que se corra,
que yo seré la princesa puta del cuento
y tú el títere al que encontraré en cada borrachera.

La poeta se hartó de metáforas,
solo quiere destrozar tabúes con palabras.
Sedienta de literatura clásica,
criticona de poemas de alcantarilla.

De cien pies para arriba en hermosura,
más tus gestos bajo estrellas,
no hay lunas que quiten ganas de orgasmos.
Esos que hacen falta para arruinar egos,
egos tan enmascarados en poesía como el mío.

Seducir con un 90-60-90 de poesía.
Pocos 69es de sentimientos hacen falta
para que poemas como los míos se pongan a cien.

De Neruda a Bécquer…
Tal como follarse a la literatura.
Ah, perdón;
¿escribir solo se puede hacer con sutileza?

No hay princesas, ni castillos y menos príncipes con anillos.
Ni tan puta entre líneas, ni tan ángel entre estrellas.

Mejor tarde que nunca

Desear el bien a quién te hizo bien aunque luego acabara mal. Un final no puede ser ni bueno, ni bonito... sino dejaría de ser final. Lo que no te mata, te hace más fuerte, pero tragarse las palabras no sirve de nada, tarde o temprano necesitas soltarlo todo para poder seguir. No duelen los adioses, duelen las formas; no duelen las despedidas, duelen las heridas mal curadas. Dicen que para que una herida desaparezca hay que dejar de tocarla pero antes debe estar bien curada; después de esto solo queda dejar pasar el tiempo. Me quedo con un mejor tarde que nunca. Los recuerdos son buenos cuando al recordarlos ya no duelen. Aunque suena triste saber que eres el único que recuerda todo; recordar momentos por no querer perderlos no puede ser malo, siempre que se pueda hacer con una sonrisa, aunque sea una algo nostálgica...

Ni pasar página,
ni acabar capítulo,
ni cerrar el libro,
quizá intentaba quemar la biblioteca.

Huele

Tardes de nostalgia al sol, calor que por mis venas corre.
Recuerdos repletos de alegrías, besos grabados a fuego en mi piel.
Canciones con sabor a ayer, sentimientos revividos en mi mente.
Palabras reencontradas en pasado, miradas guardadas en mis ojos.

Huele, o más bien, duele;
huele al verano en que me enamoré de ti...

...pero tan solo huele.

Dos años en EMAV

Llegué a emav por uno de los mejores errores de mi vida (meterme en arquitectura); y digo mejores porqué los errores son experiencias que te ayudan a aprender o, en este caso, a mejorar tu vida. Muchos me han juzgado por no hacer una carrera y pasarme a un ciclo superior, yo sinceramente prefiero el hacer algo que me gusta y de verdad me llena que no amargarme la vida para obtener un titulo 'importante', que me llamen rara... Entré en emav por la fotografía, y he acabado tocando el mundo del cine, la tele y mucho más; después de dos años puedo decir que he aprendido muchísimo pero ahora toca cerrar una etapa más y seguir en el mundo que de verdad me gusta y por el que he pasado por aquí.

Dos años pasan volando y dan para mucho. Por primera vez he llegado a ir feliz a clase, con ganas de hacer cosas y aprender, que es lo que importa; y también he tenido la suerte de encontrarme con una clase con grandes personas, algunas las he acabado conociendo demasiado tarde para mi gusto pero ha sido un placer llegar a tratar con ellas; y por otro lado, los profesores, siempre se les coge cariño a algunos de ellos y nunca se olvidan algunos más peculiares, por así decirlo. Quizá el final no ha sido fácil pero ha merecido la pena. No se me olvidaran todas las clases de primero, las prácticas en los platos, las sesiones de fotos, los proyectos de segundo... con todas sus cosas buenas y malas. También me acordaré que gracias a esto he disfrutado también de grabaciones de programas, espectáculos, he descubierto media Barcelona o más... En los dos cursos me he sentido dentro del mundo audiovisual, un mundo a parte del resto y en el que seguiré metida, o eso espero.

Y aquí acaban dos años más de mi vida, una gran experiencia más.