Mis insaciables ganas de escribir siguen ahí, escondidas en algún rincón de mi cabeza o corazón. Llenar folios sin sentido alguno es una necesidad, dejar que mi cabeza diga todo lo que siempre calla, dejar que mi corazón deje en el papel todo lo que siente. Paginas que reflejan tristeza tras dejar todas esas palabras en ellas, tristeza por desamor; sufrimientos plasmados en tinta. Otra cosa no pero escribir es algo que sale solo si de verdad sientes algo indescriptiblemente fuerte.

Realmente ¿qué es lo importante ahora? ¿qué es lo que le da sentido a nuestras vidas? Mucho hablar de ser felices pero no tenemos claro como se consigue eso, la felicidad ¿donde está? ¿al lado de alguien? ¿dentro de ti?... muchos dirán que la felicidad solo depende de uno mismo pero no somos capaces de vivir solos, hay algo en esto que no encaja. Y ¿cuales son nuestras prioridades?, ¿le demos la importancia a las cosas que realmente la merecen o solo nos importan tonterías? Preguntas y más preguntas; muchas preguntas y pocas respuestas.

Todo son risas hasta que necesitas a la gente que tú has ayudado siempre que has podido y te das cuenta que no hay nadie. Es tan fácil sentirse solo aunque estés rodeado de personas... Y en cierto modo siempre has sabido quién estaba a tu lado para lo bueno y para lo malo pero te has querido engañar pensando que alguna otra persona podría formar parte de ése pequeño grupo. Es muy frustrante no querer ver sufrir a la gente que te importa y que, cuando tú lo pasas mal, a nadie le importe o ni se den cuenta de ello. Y aún sienta peor ver como no puedes hacer nada contra todo esto, solo queda la impotencia de observar como mucha gente importante en tu vida no te tiene tan bien considerado en la suya.

La clave de la felicidad está en tener más sueños que recuerdos, ya que un sueño es algo que te hace mirar hacia adelante, te hace seguir para lograr eso que deseas; en cambio, un recuerdo es algo del pasado, una cosa que ya has vivido y que por mucho que pienses no volverá a suceder. Claro que hay recuerdos que nunca debemos perder pero los que no hacen sentir mal mejor borrarlos y a seguir soñando. Por algo se dice que una persona no deja de ser joven siempre que tenga más sueños que recuerdos en su mente.