sábado, 28 de abril de 2012

Resonaban sus pasos por la solitaria calle, el silencio era algo molesto. Sentía su garganta un tanto molesta por el cigarrillo que había encendido hacía relativamente poco, pero necesitaba mantener sus manos ocupadas en algo, aunque fuera en ése vicio que tanto había tardado en olvidar. Realmente no le gustaba fumar, lo hacía ya por costumbre. La niebla empezaba a tapar la ciudad, el sol se iba escondiendo y empezaba a hacer más frío si eso era posible aun. Tenía las manos congeladas, pero ése frío no era nada comparado en como de congelado sentía su corazón; ése día había terminado con cualquiera de sus ilusiones, sus esperanzas se consumían igual que el cigarrillo que tiro al suelo y pisó con rabia.
El amor es como un cigarrillo, un vicio incontrolable que te atrapa... Fácil de encender, placentero mientras dura pero, con el paso del tiempo, se consume hasta quedar reducido a cenizas. Puede hacerte sentir bien pero por dentro te mata. El fumar crea adicción así como el amar, terminan por ser cosas necesarias, dos vicios que una vez has probado no puedes dejar apartados. Queda la esperanza de que exista el "cigarrillo" que nunca se consuma.

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