En su perdida mirada se reflejaba todo lo que había llegado a soportar, sus rosadas mejillas estaban cansadas de ver caer frías lágrimas. Sus horas pasaban tan lentas como días, sabía perfectamente que todo debía cambiar, le faltaba la voluntad para lograrlo; pero, mientras su pequeña esperanza de salir adelante siguiera presente, tenía claro que no se rendiría por nada del mundo. E imaginando un futuro con todo solucionado no podía evitar una pequeña pero verdadera sonrisa, ya que en realidad todo se estaba arreglando.
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